Un mundo nuevo y
cruel
Las personas que
tienen mucho dinero, hay ocasiones en la que no saben cómo gastarlo, y
necesitan de la lectura de suplementos de periódicos (how to spend it…), para
tener alguna idea de ver en dónde gastar su dinero. Podemos decir que todo el
mundo tiene una opción e intentan ir a por otra mejor. Independientemente de su
nivel económico, todas las personas aspiramos a superar lo que tenemos e ir a
por algo mejor o más novedoso, esto quiere decir que somos unos inconformistas
que no nos conformamos con lo que tenemos y que siempre vamos a intentar ir a
por algo que supere lo que tenemos.
Opina que no
existe una visión optimista ni pesimista sobre el mundo de hoy. El mundo se
encuentra conectado de forma global, por lo que podemos decir que en un solo
planeta conviven diversas culturas que a la vez de ser interdependientes están
conectadas. Para que esta globalidad siga hacia delante, hay aprender a
cooperar, a vivir en comunidad y a beneficiarnos gracias a nuestras
diferencias.
La sociedad en
la que vivimos está constituida por dos clases a un lado, es decir, encontramos
una gran diferencia entre los pobre, situados a un lado del mundo, y su
antónimo los ricos que forman la otra mitad de la sociedad. ¿Esto quiere decir
que no hay un término medio y que estas dos posturas opuestas y radicales son
las únicas? Es difícil delimitar quienes quedan en el medio, ya que la
tendencia es dividirse y formar una “comunidad cerrada” en la que se
identifican un grupo de personas.
Cada época que
forma nuestra historia es distinta, ya que cada una tenía unas necesidades
distintas para conseguir un futuro mejor. El filósofo británico John Gray
destacó que “los gobiernos de los estados no saben de antemano cómo van a
reaccionar los mercados (…) Los gobiernos nacionales en la década de 1990
vuelan a ciegas. Este panorama de incertidumbre va a provocar unos ciertos
temores en la sociedad por los que las personas van a buscar su seguridad.
Nuestros antepasados lucharon por conseguir libertad en sus vidas y nosotros
somos capaces de vender esta libertad para conseguir estabilidad y poder
conseguir dinero. Eso se está produciendo actualmente con la crisis económica
que existe en nuestro país. Las personas dejan a un lado sus derechos por poder
conservar sus trabajos.
Antonio Gramsci
escribió que “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está
muriendo y lo nuevo no puede nacer: en este interregno aparece una gran
variedad de síntomas mórbidos.” Este postulado promueve un cambio que no puede
realizarse dado que lo viejo ya no tiene una base sólida sobre lo que pueda
fundamentarse las nuevas ideas, dificultando el desarrollo de lo novedoso. Esto
está basado en la unión indisoluble de poder y política, que son los dos
pilares que mueven nuestra sociedad.
La “modernidad
líquida” es entendida como un tiempo donde las relaciones sociales, económicas,
circulan como un fluido que no puede conservar la forma adquirida en cada
momento. Esto no sabemos si tiene un fin, ya que es difícil predecir el futuro.
Nada puede realizarse con plena
seguridad y certeza de éxito.
La crisis global
que se está padeciendo puede modificar el mundo que conocemos. Estamos ante una
crisis económica en la que se realiza un esfuerzo por refinanciar a quienes
prestan dinero y por hacer que sus deudores vuelvan a ser confiables para el
crédito. Se está dando la imagen de que
los que están sufriendo las consecuencias de esta crisis son los bancos y las
empresas, olvidándose de los demás individuos. Esto ha sido provocado por la
forma de vida que hemos adquirido al poner nuestra vida al servicio del
consumo.
En mi opinión,
vivimos en una sociedad basada en el consumismo y en la envidia. Siempre se ha
intentado superar a las personas que tenemos al lado, es decir, si nuestro
vecino tenía un coche, nosotros teníamos que tener uno mejor que él. Esto nos
ha provocado que ante la crisis económica actual no podamos adquirir todos esos
lujos que se han hecho imprescindibles en nuestra vida. Mucha gente está
perdiendo todos esos lujos e incluso sus hogares por haber vivido por encima de
sus posibilidades. Estamos de acuerdo que esta es una crisis económica y en la
que los principales organizadores son las altas esferas de la política y la
economía.
Todo lo que
ocurre en nuestra sociedad tiene su base en el poder. El poder controla el
mundo y es el que lo dirige como si fuese una marioneta. Desde hace tiempo se
estaba comprobando cómo la “burguesía” iba perdiendo poder y el pueblo lo iba
aumentando. Eso no le convenía, por lo que no hay mejor forma de solucionarlo
que con una crisis en la que se va a volver a dividir nuestra sociedad en dos
clases: los ricos y los pobres. Esto va a provocar la eliminación de la clase
media, que era la que estaba cogiendo poder e iba en aumento.
Creo que las
crisis no ocurren así porque así. Nuestras sociedades no son sólidas, sino que
tienden a avanzar hacia el futuro. Es una sociedad que fluye hacia lo nuevo,
formando la modernidad líquida, pero a veces este avance se produce de forma
masiva y descontrolada, provocando el descontento del poder y que éste sea el
que congele el dinero para volver a controlarlo todo. Muchas personas tienen el
pensamiento de que el dinero es todo en la vida, pero el dinero no trae la
felicidad. Hay veces que las personas que menos tienen son las que más felices
viven, ya que no se tienen que preocupar por conservar lo que tienen ni
preocuparse por querer más. Tener dinero es, a veces, sinónimo de trabajar
mucho y en ocasiones no conviene vivir bajo tanta presión que lo único que
provoca es que pasemos más horas trabajando por conseguir un dinero que no
vamos a poder utilizar.
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